Cueva del Pindal cercanias de Pimiango Ribadedeva Asturias
La cueva del Pindal es una larga galería de ancha boca que se abre a pocos metros del acantilado en un paisaje de singular belleza. La cueva cobija una de las más bellas muestras del arte paleolítico de la región, formado por un discreto grupo de representaciones animalísticas, entre las que destacan, por la rareza de este tipo de manifestaciones en la Cornisa Cantábrica, las figuras de un pez y de un mamut.
A estos temas se unen otros de carácter simbólico cuyas interpretaciones aún siguen siendo un desafío: puntuaciones, claviformes, bastoncillos, triángulos y un laciforme se intercalan en la composición. En la ejecución de la obra del Pindal el hombre prehistórico se sirve de la pintura, predominantemente roja, y el grabado, técnicas que utiliza por separado o combina armoniosamente, en un estilo básicamente lineal.
El Pindal sería realizado en distintos momentos
magdalenienses, y probablemente más antiguos, a lo largo de un tiempo amplio
entre hace 18.000 y 13.000 años.
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La Cueva de El Pindal está localizada en la desembocadura del Río Cares, Deva, en el extremo oriental de Asturias, en un sector de la rasa costera conocido como Cabo San Emeterio.
Cuenta con una única entrada sobre el mar, dominando la línea de costa, y una galería longitudinal de unos 600 metros de la que sólo se visitan los primeros 300. Distribuido en cinco zonas, el conjunto magdaleniense alberga representaciones zoomorfas como cérvidos, caballos, bisontes, y destacan un pez y un mamut.
El Pindal sería realizado en distintos momentos magdalenienses, y probablemente más antiguos, a lo largo de un tiempo amplio entre hace 18.000 y 13.000 años.
Acceso: Desde la N-634, desviarse en la travesía de El Peral por la RD-1 en dirección a Pimiango. Una vez allí, bajar hacia la Ermita de San Emeterio.
Situada en el concejo más oriental de Asturias, Ribadedeva, la Cueva del Pindal se encuentra en un paraje sin igual, el Paisaje Protegido de la Costa Oriental. Excavada en la rasa costera, en las cercanías de Pimiango, su boca se abre al lado oriental del acantilado de San Emeterio y desciende rápidamente hacia el mar, con vistas a la costa de Cantabria.
La cueva discurre en dirección E - O, recorriendo un cauce fluvial que durante la mayor parte del año permanece seco. Tiene un desarrollo de unos 600 m, que se puede dividir en dos zonas, una turística, fácil de visitar y que ha sido habilitada para ello con una escasa intervención en la geología de la cueva, y otra oculta, de acceso más difícil.
La boca de la cueva es grande, única. El recorrido se inicia tras un pequeño descenso al entrar en el vestíbulo principal; se recorre por el lado sur y luego se desvía ya al norte por un pasillo artificial desde el cual se contempla el vestíbulo y la boca de la cueva; tras este pasillo, un recodo nos introduce ya en la zona oscura de la misma y nos encaminamos al oeste. Este primer tramo, turístico, mide unos 300 m y es fácil de recorrer, teniendo además la mayor parte de las pinturas; su anchura no alcanza los 45 m y su altura media aproximadamente los 10 m; carece de formaciones estalagmíticas que interrupan el recorrido, ya que se encuentran en la parte lateral. La parte occidental de la cavidad comienza tras un brusco estrechamiento; es angosta, accidentada, de unos 260 m, que acaba en un fondo de saco tras atravesar zonas caóticas por el desprendimiento de bloques.
La cueva era conocida desde mucho antes de su descubrimiento científico, que se produjo en los primeros años del siglo XX, época en la que se discutía la autenticidad de la Cueva de Altamira. Fue Hermilio Alcalde del Río quien en 1908 realizó la primera exploración sistemática de la misma, siendo por tanto la primera cueva rupestre en descubrirse en Asturias. El estudio se publica en el libro Les cavernes de la Région cantabrique, de 1911, y que constituye la mayor obra sobre manifestaciones rupestres hasta ahora publicada; su elaboración fue patrocinada por el príncipe Alberto I de Mónaco y está firmada por Hermilio Alcalde del Río, el abate Henri Breuil y el padre Lorenzo Sierra. En 1954 se realiza el único sondeo arqueológido, dirigido por Francisco Jordá, que lo publica en el Boletín de Estudios Asturianos junto a Magín Berenguer, y que va además acompañado de una revisión de las pinturas y grabados (ver documentación). Unos trabajos de acondicionamiento de 1957 llevaron a la luz un canto rodado con una banda roja perimetral que se encuentra en el Museo Arqueológico de Asturias. No existe un monográfico sobre la cueva, pero sí varias síntesis.
El contenido artístico se encuentra en la zona de oscuridad, repartido en 5 zonas, dos al sur y 3 al norte (el panel principal, el panel del pez y el panel del mamut). Existen 29 representaciones de animales, 9 pintados, 15 grabados y 5 pintados y grabados. Las especies representadas son bisontes (14 en la zona central), caballos (8, en la entrada, zona central y fondo), cérvidos (4 en la zona central y fondo), un pez en la zona central y dos mamuts (uno en la zona central y otro en el fondo). Existen además varios signos, la mayoría pintados y situados en la zona central de la cueva; hay signos lineales, puntuaciones, angulares, circulares, claviformes, escutiformes y laciformes.
La parte sur de la cueva es la que menos pinturas tiene, con dos sectores en los que hay representaciones tanto en el techo como en paredes. El primer sector, a unos 120 m de la entrada, tiene en el techo una pequeña cabeza de caballo y restos de pintura roja aislados. El segundo sector, a unos 180 m al oeste del primero, tiene dos conjuntos de representaciones negras que se conservan bastante mal: el primer conjunto se localiza en un bloque separado de la pared y presenta un caballo (cabeza) y dos posibles cérvidos (uno limitado a los cuartos traseros y otro más completo); el segundo, a unos metros y en el techo de una pequeña cámara, presenta un signo ramiforme apenas conservado y un escaleriforme excelentemente bien conservado.
Panel principal,. Aquí se encuentra la mayor concentración de pinturas y grabados. Está situado a unos 250 m de la entrada, en una pared de unos 10 m de longitud, lisa, pero rodeada de resaltes rocosos y concavidades que le van a permitir lecturas en distintos planos. La mayoría de las figuras están pintadas en rojo, con trazos simples y a una altura asequible.
En la parte derecha de este panel se presentan un laciforme, varios trazos lineales (bien en la pared o en los crestones que cuelgan), dos escutiformes, restos y manchas indefinidos y quizás un mamut, del que se presenta únicamente la cabeza y el arco de las dos patas. Existe aquí también además una representación incompleta de un caballo en la parte inferior de la pared.
La parte central del panel, está limitada por una serie de crestones decorados con puntos y líneas rojas, más raramente negras. Aparecen aquí 12 bisontes, 4 caballos, una cierva (la Gran Cierva) y una cornamenta de ciervo. Los bisontes están grabados y pintados, y además uno grabado aprovecha el volumen natural de la roca para destacar su cuerpo. Los caballos aparecen grabados, salvo uno del que su cabeza aparece pintada en rojo.
Uno de los caballos grabados destaca especialmente por presentar sobre sobre la fosa nasal dos trazos que atraviesan la cara de parte a parte y que sobresalen algo más arriba de las narices, formado una especie de lazada. Estos dos trazos podrían ser interpretados como una especie de lazo o ataruda producto de una trampa de caza. Un detalle semejante se ve en un caballo de Hornos de la Peña [...] A considerarla una trampa de caza nos lleva a considerarla la gran inclinación del cuello hacia el suelo, que parece poner a la figura del caballo en tensión. Si a esto añadimos que cerca del hocico se ven una serie de trazos pequeños, que pueden ser interpretados como pasto o hierba, nuestra hipótesis de la trampa podría tener bastantes visos de verosimilitud. (Cerdá y Berenguer, ver Documentación).
La Gran Cierva, alejada del resto, ocupa una posición destacada y está rodeada por crestones decorados; destaca en ella su pequeña cabeza en relación con los amplios cuartos traseros y el abultado vientre, además de presentar una pata por cada par y un amplio trazo de nuca a pecho.
Entre los animales aparecen además numerosos signos, puntuaciones, y 6 claviformes con abultamientos en el lado derecho.
La parte izquierda del panel está ocupada por la mal conservada figura de un bisonte, un disco y restos dispersos de pintura.
En 2004, María González-Pumariega Solís, la guía de la cueva y muy buena conocedora de su interior, realizó un interesante hallazgo en el panel principal, que ella describe:
Se trata de la figura de un bisonte, que es numéricamente la especie animal más representada en la cueva de Pimiango. Se localiza en el panel principal de la cavidad y fue realizada no con pintura, sino con la técnica del grabado. La figura tiene especial interés por la utilización que de la pared hizo el artista prehistórico, al transformar un resalte natural de la roca en la cabeza de dicho animal. El grabador paleolítico localizó en la pared un borde sinuoso que claramente le evocó el perfil de una cabeza de bisonte. Para transformarlo inequívocamente en esa forma, añadió un expresivo ojo, dos cuernos vistos en perspectiva y cinco pequeños trazos paralelos a modo de barba, elementos realizados con una fina y sutil línea de grabado, muy precisa y de excelente calidad.
Panel del pez. Se conoce así por el grabado de un pez, que con un trazo simple, a unos 2 m del suelo, combina rasgos de túnido y salmónido; su parte ventral responde a 3 signos digitales rojos. Existe aquí también la figura de un bisonte grabado, sin cabeza, con un signo angular rojo pintado en el interior de su cuerpo.
Panel del Mamut. Cerca ya del final del sector turístico, a escasos metros del estrechamiento que pone comienzo al sector oculto de la cueva, aparece la representación característica de la cueva, el mamut. Mirando a la izquierda y pintado en rojo, este mamut aparece precariamente conservado sobre una pared lisa que en ocasiones sufre la acción de una alta humedad. La parte superior, cabeza abombada, la giba, la grupa baja y los cuartos traseros hasta la cola se observan bien, mientras que las partes bajas, trompa sin defensas y dos patas formando un arco ojival, están más deterioradas. En el centro del cuerpo destaca una gran mancha roja. Cerca de estas figuras aparecen dos conjuntos de 5 líneas paralelas también pintadas en rojo. En el extremo superior aparecen 3 puntos rojos.
La ubicación en el tiempo de las pinturas de El Pindal es tarea difícil, tanto por la ausencia de restos arqueológicos como por la contaminación de las muestras de C14 realizadas; por esto, la estimación se realiza en base a los estilos artísticos existentes y en comparaciones con otras cuevas que presentan el mismo tipo de representaciones. ASí, El Pindal sería realizado en distintos momentos magdalenienses, y probablemente más antiguos, a lo largo de un tiempo amplio entre hace 13.000 y 18.000 años.
La cueva del Pindal es una cueva prehistórica del norte de España que se sitúa en las proximidades de la localidad de Pimiango (concejo de Ribadedeva), en el extremo oriental del Principado de Asturias. Posee una planta lineal en la que se distinguen dos sectores: el oriental, abierto al público, y el occidental, de acceso restringido. Esta cueva posee unas pinturas rupestres conocidas ya desde 1908. Está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, dentro del sitio «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España» (en inglés, Cave of Altamira and Paleolithic Cave Art of Northern Spain). Además está declarada como bien de interés cultural (RI-51-0000271) desde el 25 de abril de 1924.
El sustrato geológico del entorno data del Paleozoico, encontrándose rocas cuarcíticas de la Formación Barrios (Ordovícico), la sucesión detrítica de la Formación Ermita (Devónico) y las formaciones carbonatadas de la Caliza de Alba y Caliza de Barcaliente, sobre la cual se desarrolla todo el complejo kárstico.
La geomorfología del entorno de la cueva resulta de la actuación de varios procesos:
Litorales. Se observan dos antiguas plataformas de abrasión emergidas por procesos tectónicos y/o descenso del mar que son la Rasa II de Pimiango (160 m), situada al norte y que se asienta sobre la cuarcita de Barrios; y la Rasa I (50 m), situada al sur, que se asienta sobre la caliza de Barcaliente.
Torrenciales, que han originado la aparición de cuencas y abanicos torrenciales en el frente norte de la Rasa II de Pimiango.
De gravedad. Depósitos de gravedad (caída de rocas más reptación) que han originado derrubios en las laderas de las cuencas torrenciales y en la zona del frente de la Rasa II de Pimiango.
Kársticos. Dolinas, rellenos de materiales insolubles de la caliza y un valle ciego formado por coalescencia de varias dolinas sobre la Rasa I de Pimiango, bajo la cual se ubica la cueva.
La existencia de anisotropias (diaclasas, fallas) favorece a la infiltración de las aguas superficiales y de los cauces próximos, que juntas forman aguas agresivas que disuelven las rocas de litología carbonatada, generando así cuevas subterráneas.
La cueva del Pindal se caracteriza principalmente por desarrollar formas fluviokársticas (destacando roof pendants), de gravedad (destacando los depósitos de colapso) y de precipitación química así como gran cantidad de espeleotemas (estalactitas, estalagmitas y columnas).
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Pinturas rupestres. La mayoría de las representaciones están situadas en los paneles de la derecha de la cueva. Se han documentado en diferentes investigaciones la existencia de 13 bisontes, 8 caballos, una cierva, un ciervo y unas astas aisladas, un mamut y otras figuras no reconocibles.
Existen también abundantes signos de color rojo como puntos, trazos, trazos paralelos y figuras claviformes
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